SE
ACABA EL AÑO, y todo se queda en un rincón de nuestra mente. Parece obligado
reflexionar, pero aunque habría que hacerlo todos los días, la excusa de las
prisas y el cansancio, nos despistan nuestras neuronas  y no hacemos mucho  caso.
Sí,
se nos ha ido en un santiamén estos 12 meses con sus gozos y sombras, sus
inquietudes y preocupaciones.  Nos parece
mentira cuando preparábamos la Navidad hace poco y volver ahora otra vez,
pensando todos en evaluar el año: desde lo que nos propusimos, a lo que hemos
conseguido y esperar hacerlo mejor de lo que lo hemos hecho.
 Se cierran capítulos vitales, etapas
evolutivas y se abren otros sueños y objetivos y se ilusiona uno por recomenzar
con  nuevos propósitos en los mas
cercanos: la familia, el trabajo, la salud, las cosas que nos satisfacen,
inmediatas y sencillas, los hijos y los nietos, o  mas simples y materiales: lo que podíamos
tener y no tenemos  (coche, ropa,
tecnología etc.) o pensar en que “nos toque, algún día,  la lotería”, (algunos sin intentar jugar); y
pensar en aquellos que no tienen el apoyo de sus seres queridos, y se sienten
solos, o  pensar también, en cambiar de
vida porque esta se nos queda muy “vacía” en nuestro crecimiento personal  y  no  nos  gusta.
 En fin, que nuestros deseos a corto plazo se cumplan.
. 
La
Navidad que estamos viviendo es de nuevo renacer, renovar, reformar y respetar
a nuestra “humanidad”, para que todos podamos convivir en paz, con serenidad,  dialogo y  buen entendimiento.
¡FELIZ
NAVIDAD Y FELIZ AÑO NUEVO 2016!
MENCHU GIL CIRIA
