Seguidores

domingo, 29 de diciembre de 2013

NIÑO SORDOCIEGO

NIÑO SORDOCIEGO:
sé que  me lees en mis labios,
aunque tu no me oigas.
 Sé que me buscas en el aire,
como un niño asombrado,
expectante, curioso.
Sé que me quieres necesitar
cuando te llamo con signos y señales
y  no rompes tu vínculo otoñal
dejando pasar tu tiempo, a un tiempo, con el mío.

 Tocas tu corazón de  menta,
apodado  " lastimero"
y te defiendes de él como un guerrero.
 Sé que tienes miedo…  
a veces  sufres, te bloqueas,
poliédrico carácter, semi-dios  y salvaje .
 Pero…
cuando te miro y te observo
se me escapan contigo, Sergio,
todas mis paces:
de las cosas naturales,  sus ilusiones
de las cosas cotidianas,  sus sorpresas,
de mis esperanzas, las tuyas
se me escapa casi todo,   
cuando te miro.
 Tú, no dices nada y me dices todo, 
todo tú  son respuestas  cautivas del alma 
cargadas de injusticias  y ciertas
en un reconocido verbo, teñido de añil,
a tu nacer
que brinca  y vuelve a saltar
tu sorpresa
a ritmo de un yo-yo
redondo, blanco y casi bendito,
que siente y se preocupa por una sola voz
simétrica, pendiente de tu amor,
llegar hasta tu vuelo  no es facil
donde lo que tú me pides
con tus manos y tus muecas,
con tu quejio constante
yo  te traduzca con  tu piel hablada
con esas notas partidas en tus labios 
temblorosas en tu boca,
que repican mil sonidos y emociones.

 ¡Aparente gélido corazón  de  Serg-io
viéndote sin voz …
y llamandome sin verme,
oh, desolada quimera noto,
nacido para la vida igual que todos,
díscapaz de saber quién eres
ni para que has venido!.

 Creo adivinarlo, Sergio :
para vivir,  no sobran aprendizajes
para sobrevivir, nadie nos crea ni nos hace.

Menchu Gil Ciria

No hay comentarios:

Publicar un comentario