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sábado, 21 de diciembre de 2013

LA RESIDENCIA


 
 
En el espeso silencio de la Casa
Se va rumiando los duros golpes
De la antesala de la muerte
Por un mundo mayor y necesitado
Desgarrador, inmóvil y dependiente,
La no solicitada ni querida, llamada
Soledad de fondo ...
 
Conforme pasan las horas del cierzo
En los pasillos del ahogo y  del azar
Uno se cae y otro llora,
Otros comen, o estiran sus piernas,
Cada uno hace lo que puede
Aunque  les maltrate la memoria,
Al finalizar el día como un iceberg de sal,
Al limite, siguen desfondados por la ausencia
Inequívoca del corazón de los suyos.
 
Duele, pero hay que soportarlo,  
Y dejarlos,  entre  las cuatro paredes  
De su pequeña habitación cuadrada
Con el eco doloroso que  uno deja, al  irse.
Ese cosmos reducido  y abismal 
Cuya  ventana da a la calle que esta cortada
Sin transito  y sin apenas ruidos.
Todo se justifica  aquí,  hasta se hace practicable,
Donde no hay mejor labor  ni boletos con rifa
Para que les  toque su buena suerte, resisten.
 
Es ley de vida o ¿hacemos de esta vida ley?
 
Colgados del andador van cogidos al perdón,
Como si se crujieran los mejores años de su vida,
Y  en voz baja musitaran :
¿Qué hemos hecho nosotr@s para merecer esto?.
Cuanta inutilidad de sufrimiento se ahorraría
Si la solo-edad  fuera suficiente para curar
Brindándoles la compañía del humor con amor,
Haciéndoles cambiar la comisura de sus labios
Por un puñado de solidaridad,  para animarlos
Escribiendo en sus frentes:  “s-í   r-e-í-m-o-s “
Con las fuerzas que les queden  por delante. 
 
I am sorry
No puedo acostarme en este lado del olvido
Por mucho que me empecine
Sino hay preparación para mimarlos
Sino hay voluntad de escucharlos
Sino hay justicia que invada sus corazones,
Desde cualquier lugar o Casa que  uno vaya
 
Cantaré, cantarás
 
Esa es la ilusión añorada de la soledad temida
Sentir, mirar, esperar…
Sin fianza hacia  paraísos prometidos
O hacia un abrazo cercano y próximo
Atados con  las sandalias del hambre compasivo
Pegadas a la piel de sus pies desnudos, 
Con  sus arruinadas  caricias añoradas
De miradas alargadas y perdidas. 
 
Sin amor, no hay vida, ni credo, ni resurrección.
Sin corazón hermano no hay mano de paz ni bien,
Ni equilibrio emocional que  nos descubra.
 
El alma mas humana se alarma y se angustia
Al verlos pasar…  mañana seré yo y serás tu.
Como huérfanos de amistad  en la oquedad mas tirada
Se asientan sin atisbos de no vuelta atrás,
Ni fijos balbuceos,  sí como mármoles perpetuos,
Con la tristeza pegada a sus diez dedos
En fila , recogidos  a una silla de ruedas
Dando vueltas, como norias por la sala.
Nutridos y atendidos en comedor privado
Como  paquetes expectantes van sin domicilio,
Pendientes de que, en algún momento,
Pase alguien  a  pedir  sus  manos…
O simplemente  arrastren su profunda mirada,
Desfondada, larga y vacilante
Para decir adiós, por Dios, si  tu quieres…
Que venga tu Luz y se me lleve, lo antes posible,
A mi bendita soledad de soledades.
 
 
Menchu Gil Ciria, diciembre 2013

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